jueves, 13 de febrero de 2020

Análisis: «Alicia a través del espejo»


Análisis: «Alicia a través del espejo»
Alicia se vuelve a pasear por el País de las Maravillas en esta burtoniana segunda parte, inspirada a su vez en la segunda parte del libro de Lewis Carroll, que tiene mucho jugo que exprimir desde el punto de vista de los valores y el trasfondo.
Alicia volvió a los cines después de seis años totalmente desaparecida, de la mano de un nuevo director, James Bobin, que retoma las aventuras de una Alicia adulta basándose en el segundo libro de Lewis Carroll: “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”. En esta segunda entrega Alicia ha estado lejos de su hogar mucho tiempo, viajando como capitana en el barco de la compañía mercante de su difunto padre, el “Maravillas”. Con tristeza, descubre que durante su ausencia su madre ha estado haciendo negociaciones con Lord Haymitch Ascot, el nuevo presidente de la compañía, con quien ella rechazó casarse. Han decidido poner a Alicia todos los impedimentos posibles para que no logre sus empresas y así frenar sus fantasías, sus raras ideas de vivir aventuras y ser una mujer independiente.
Alicia se divide entre honrar la memoria de su padre no renunciando a su puesto en la compañía ni a su barco (que es también lo que ella desea) u obedecer a su madre y convertirse en una mujer “normal”, dejar los viajes y casarse con un marido rico. Pero, antes de decidir nada, atraviesa un espejo que la lleva de vuelta al País de las Maravillas y ahí se enfrenta con un nuevo problema. El Sombrerero Loco está gravemente triste, porque se ha dado cuenta de que echa mucho de menos a su familia, asesinada por el Galimatazo por orden de la Reina Roja y le pide a Alicia lo imposible: que los traiga de vuelta.
El personaje de Alicia experimenta una curiosa evolución desde el principio de la anterior película. Al inicio tiene una actitud exagerada al contradecir a su madre y de empeñarse en no ser como los demás, mantiene una postura de no-compromiso, no le parece justo nada de lo que ha de hacer y le gustaría ser más libre. Alicia es un personaje que siente una nostalgia constante de una infancia feliz vivida con su padre, porque ahora, en el nuevo mundo de adulta en el que se encuentra, no se siente querida. Siente que madurar es ya algo necesario, pero también triste. La vida de su madre y de las demás mujeres le decepciona, en lo que se revela como una leve reflexión feminista bastante convencional.
Por otra parte, se nota que Tim Burton no ha intervenido mucho en la película y ha preferido quedar en segundo plano como productor ejecutivo, ya que siempre la figura del padre en sus películas representa a un hombre decepcionado porque su hijo no ha sido como esperaba. Sin embargo, podemos ver en “Alicia a través del espejo” que, aunque al principio parece que el padre del Sombrerero Loco es ese tipo de padre, en el fondo siempre lo ha querido mucho tal y como es, y que aunque no se lo mostraba abiertamente, actuaba de esa forma para ponerlo a prueba.
Cuando el Sombrerero le dice a Alicia que ella es la única persona que puede hacer que su familia vuelva, ella (que antes habría creído en lo imposible) ahora ni siquiera quiere probarlo. El mundo real ha hecho que ella deje de ser “ella”. Pero el Sombrerero es su mejor amigo y tiene un compromiso muy fuerte, por lo que Alicia siente el deber de no fallarle. Así que esta vez cuando entra en el espejo, aunque pretende huir del compromiso otra vez, se encuentra con una responsabilidad mucho más grande y ya no quiere huir, Alicia es capaz de enfrentarse al deber, por la amistad que le une a los habitantes del País de las Maravillas.
Aunque el tema central de la película es la familia (subrayando sobretodo las relaciones de las dos hermanas reinas, de Alicia con su madre y del Sombrerero Loco con su familia) otro punto muy importante es el Tiempo. Constantemente, a lo largo de nuestra vida, solemos quejarnos de todo lo que nos impide hacer el tiempo, de todo lo que nos quita. Nos sentimos impotentes, no podemos hacer nada al respecto. En esta película podemos ver que esa angustia a que el tiempo se nos escape no es justa, que el tiempo da mucho más de lo que quita, y esto también es una manera de comprender cómo ver a la providencia.
Tememos a lo que no depende de nosotros: Alicia no quiere aceptar lo que se le da y lo que se le quita, que ya se haya hecho mayor, que su padre no esté ahí para protegerla y mimarla y que debe obedecer ahora a su madre, es algo que tarde o temprano tendrá que afrontar. Ser agradecido cambia tu forma de vivir, es una de las cosas que cambia a Alicia al volver a la realidad, se da cuenta de que ha de dar gracias de tener una madre que se preocupa por ella, que le quiere, aunque no de la forma que a ella le gustaría.
A lo largo de la película entiendes que el pasado no se puede cambiar, sólo podemos aprender de él. La familia es más importante que un barco, la madre de Alicia es única, aunque no le guste no va a poder encontrar otra. Por eso cuando vuelve a la realidad decide obedecer a su madre, y que eso es lo que hubiera querido su padre. La madre, conmovida por el sacrificio de Alicia, decide no vender el barco y viajar por el mundo como mercaderes, aunque eso signifique no ser como las demás damas de la alta sociedad. Un sacrificio hecho con amor da más a cambio que una decisión egoísta.
Esta película transmite también de una manera sencilla la idea del pecado original: el origen de los males mayores y de los deseos destructivos de la Reina Roja es simplemente una pequeña mentira que dijo su hermana (la Reina Blanca) cuando las dos eran pequeñas. También enseña la importancia de la justicia y de decir siempre la verdad. Es muy bonito ver que al final la historia de reconciliación entre las reinas hermanas, que han estado enemistadas desde su infancia.
La Reina Roja (el personaje malvado de la película) verdaderamente se encuentra amada cuando su hermana, la Reina Blanca, le abraza y le pide perdón por no haber dado la cara por ella cuando eran pequeñas. Muchas veces un abrazo y un arrepentimiento verdadero tienen más poder que un ejército. Sin duda es una película recomendada para toda la familia y a pesar de sus defectos técnicos tiene una emoción y una fuerza muy gratificante.
La interpretación es bastante débil para tratarse de unos actores de primera línea. Sobre todo es decepcionante la actuación de Johnny Deep, se echan mucho de menos sus aspavientos y sus bromas características en el personaje. Aunque esto también se debe al maquillaje, de una estética más suave que en la anterior película, que desvirtúa ligeramente algunas de las interpretaciones. A pesar de eso es justo decir que la joven actriz australiana Mia Wasikowska sigue estando maravillosamente a la altura de una solida y matizada Alicia adulta. La fotografía, el vestuario y los efectos visuales siguen sorprendiendo por la fuerza del fascinante surrealismo de Tim Burton y por supuesto mejora mucho la historia la emocionante fuerza de la música de Danny Elfman. Pese a estar basada en los libros, la película sólo recuerda a Carroll en el lenguaje paradójico de algunos diálogos.
La película está clasificada para todos los públicos y sobre todo para ver en familia, y la verdad es que es menos oscura que la primera y no hay ningún momento en especial que pueda herir la sensibilidad de los niños. Aun así, los que pueden disfrutar más de la película son los niños de a partir de 10 años y los adolescentes, aquellos que nos movemos entre lo que descubrimos qué es en realidad el mundo y lo que suponíamos que era.

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